Hoy hemos viajado hasta la región de Normandía, a un lugar cargado de historia, simbolismo y magia. Es ir llegando al Mont St. Michel y ya te impregnas de su belleza. Allí estaba, como un bloque de piedra sacado del agua, al que llegamos mediante una "navette" (especie de autobús lanzadera). A continuación atravesamos un trozo de pasarela construida recientemente, para llegar al conjunto histórico donde nos esperaban nuestras guías. Aquí hemos visto su entramado de calles medievales, y ante todo la interminable subida de escaleras que nos llevarían hasta la abadía benedictina, su claustro, su cripta y distintas salas. Una experiencia inolvidable, sus vistas (fotos hay unas cuantas), su arte románico y gótico y por supuesto nuestro momento comida lleno de gustos para todos los paladares.
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